sábado, 9 de enero de 2016

Química ambiental I (La lluvia ácida)

El dióxido de azufre y, en menor proporción, los óxidos de nitrógeno son los responsables de ese conocido fenómeno denominado lluvia ácida. Consiste en que estos gases, presentes en la atmósfera, son arrastrados por el agua de la lluvia, que se convierte así en una disolución suficientemente ácida como para provocar importantes trastornos ambientales.

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El SO2 es oxidado a SO3 en la atmósfera mediante distintos mecanismos, y tanto uno como otro, con el agua de lluvia, se transforman en sus correspondientes ácidos, H2SO3 y H2SO4.

La lluvia ácida destruye la vegetación y daña seriamente los cultivos y la fauna de vida acuática; por otra parte, produce un gran deterioro en las construcciones y en los monumentos por corrosión de la piedra.

El aumento actual de la concentración de SO2 en la atmósfera es debido al exceso de emisiones de este gas como consecuencia de las erupciones volcánicas, la combustión de los sulfuros metálicos para la obtención de metales y, especialmente, el gran consumo de combustibles fósiles en la industria, en las centrales termoeléctricas, en los automóviles y en los hogares.


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