Cuando
añadimos una cucharada de azúcar a un vaso con agua observamos que se disuelve.
Pero, ¿podremos disolver cualquier cantidad de azúcar? La experiencia nos dice
que no.
En
general, a una temperatura determinada, un disolvente sólo admite soluto hasta
una cierta concentración. Así, por ejemplo, en 100g de agua sólo se disuelven
32g de cloruro de potasio, a 20ºC.
Disolución saturada
es aquella que, a una temperatura determinada, ya no disuelve más soluto. La
concentración de la disolución saturada a una temperatura determinada se
denomina solubilidad.
Ésta
puede expresarse en cualquier unidad de concentración. Sin embargo, suele darse
en gramos de soluto por 100g de disolvente o en molaridad.
La
solubilidad de un soluto sólido en un disolvente determinado
suele aumentar al elevar la temperatura,
de manera que podremos disolver más cantidad de soluto si aumentamos la
temperatura de la mezcla.
Por
el contrario, cuando se trata de gases,
su solubilidad en un disolvente suele aumentar
al disminuir la temperatura.
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